¿Dónde están mis pies?

Ya describí esta técnica en otra ocasión en https://noemipsicologa.com/2017/11/08/bajando-el-volumen-tecnica-rapida-de-recuperacion-del-control/

Pero muchos padres me siguen preguntando por ella, así que voy a retomarla y enseñaros cómo llevarla a cabo.

Este método nos ayuda a recuperar el control en esos momentos en que ya no podemos más, en que dejamos que las emociones nos sobrepasen y perdemos el control, que gritemos cuando, en el fondo, sabemos que debemos mantener la calma.

Explicado parece largo, pero en la práctica, nos lleva segundos. Empecemos:

Por supuesto, lo más importante y más difícil, es detectar cuando estamos empezando a perder el control. Ese momento en que la frustración, el enfado, el cansancio… se acumula y estamos a punto de dejarlo salir en un estallido que no va a servir a nadie realmente. En ese momento en que nos damos cuenta, es cuando tenemos que buscar nuestros pies (o el trasero si estamos sentados ?) “¿Dónde están mis pies?” y entonces los afianzamos en el suelo, sentimos nuestro cuerpo a través de ellos y respecto al entorno.

Entonces buscamos ese punto de nuestro cuerpo que, a través de lo que estábamos sintiendo, se estaba poniendo tenso. Pueden ser los hombros, la mandíbula, los puños… cada persona es diferente y debemos encontrar el nuestro. Y una vez lo encontramos, lo relajamos. Sólo ese punto es suficiente.

Y es ahora, cuando ya no gritamos. Ya no perdemos el control. Porque hemos recuperado el control racional y las emociones no nos dominan.

Por supuesto, las primeras veces no suele funcionar porque se nos olvida, y nos acordamos de nuestros pies demasiado tarde. Pero con práctica, ya veréis como poco a poco, sois capaces de realizar el proceso sin ni siquiera pensarlo.

Y si lo usáis, ¡no dudéis en comentarme cómo os ha ido!

One´s greatest challenge is to control oneself” Kazi Shams

Leer más

Neurodivergencia. Aceptación / normalización.

Pues esta semana, una de las nenas con las que trabajo, con dislexia, me preguntó durante una actividad que cuál era el contrario de inteligente. Tras una corta discusión, llegamos a acordar el “término” no-inteligente porque tonta/o nos parecía excesivo. Por supuesto yo estaba muy interesada en qué había detrás de todo esto, y aprovechando que la actividad de comprensión lectora tenía de fondo la autoestima, seguí indagando por ahí, derivando a actividades que mantuviesen el tema vivo. En fin, que haciendo y haciendo me contó que su profesora le ha hecho creer que ella es no-inteligente por tener dislexia. 

La semana pasada, un chaval con el que trabajo con diagnóstico de autismo, vino con un gran sentimiento de culpa por no haber entendido adecuadamente las instrucciones de su profesor y por no haber conseguido “controlar mi rigidez” y hacer las cosas como siempre las ha hecho, a pesar de que había señales que le indicaban que, esta vez, lo que se esperaba de él era diferente. 

Todas las semanas, me encuentro con adolescentes que reciben comentarios de “lo que tienes que hacer es socializarte”, forzando relaciones que en ocasiones son muy dañinas o un malestar intenso por tener que intentar hacer algo que no se sabe ni por dónde se empieza, o por ese sentimiento de «hay algo malo en mi» que este tipo de comentarios genera.

Se habla mucho de la neurodiversidad en todas sus formas y colores. Normalmente con respecto a su mayor ocurrencia, si es por mayor conocimiento o simplemente porque hay más casos. Por supuesto yo tengo mis propias teorías, en base a mis experiencias y los estudios en el tema, pero eso no es lo que me lleva hoy a escribir esto. De lo que quiero hablar es de dos conceptos que se suelen confundir: Aceptación y Normalización.

Yo trabajo mucho con DIVERSIDAD, así, en mayúsculas, porque parto de que cada persona y personita es diferente a otra. Y eso incluye dentro de diferentes espectros: autismo, atención, género y sexualidad, dislexia… Con cada persona que trabajo me convenzo más de que no hay un método, una solución que valga para todo el mundo, aunque tengan un mismo diagnóstico (o varios), o características similares.

La normalización debería estar obsoleta. Ningún método funciona igual para todo el mundo. Por eso es importante trabajar desde las características individuales de cada persona. Pero nos da miedo lo desconocido, lo que no nos resulta fácil de entender.

Y aquí es donde yo siempre explico que trabajo desde la ACEPTACIÓN. Aceptando las características, las necesidades, los modos de ver la vida y de enfrentarse a los problemas de un modo ¿diferente? 

No te puedo decir en una primera sesión cómo vamos a trabajar o como voy a hacer en las sesiones con peques, porque me tengo que adaptar y cada actividad debe ajustarse a la persona que tenga delante. Lo que sí te puedo decir es que yo no quiero que nadie cambie lo que no quiera cambiar. 

Muchas veces este modo “diferente” de hacer las cosas es mucho más creativo y efectivo, pero claro, nos cuesta alejarnos de esa llamada “normalidad”, nos cuesta aceptar que lo diferente puede ser positivo, y que los estándares de normalidad, no solo discriminan, infravaloran y afectan al desarrollo de las personas neurodivergentes, sino que también lo hacen con las personas normotípicas.

Y debemos ser conscientes además del efecto que esto tiene en la salud mental de peques y adolescentes. Esa salud mental de la que se habla tanto pero que luego no se tiene en cuenta en el día a día. 

Aceptar la diferencia, aceptar que las cosas no siempre tienen por qué hacerse del mismo modo que siempre se ha hecho, es fundamental para adaptarnos a las necesidades y al desarrollo de peques y adolescentes para que tengan un desarrollo adecuado y, cuando lleguen a la madurez, su salud mental sea óptima. 

«The World needs all kind of minds» Temple Grandin.

Leer más

Las etiquetas siempre se quedan cortas

Hoy escribo desde la frustración. Me duele ver como los niños y las niñas siguen siendo etiquetados de un modo, ya no solo poco profesional, sino que además les hace daño. Daño a su desarrollo, y todo lo que ello conlleva: autoestima, relaciones sociales y familiares, regulación emocional, estados del ánimo, conductas…

Por un lado tenemos el diagnóstico. En muchas ocasiones se recurre, por desconocimiento o falta de medios, a diagnósticos realizados con prisas a partir de observaciones conductuales de otras personas, que además muchas veces llegan de boca de madres y padres con un mínimo de información y mucho miedo, o sea, con un sesgo enorme (sí, sabéis de qué os hablo). A esto añado los informes abultados con datos y explicaciones de como funciona cada test, pero carentes de explicaciones de cómo funciona entonces la persona evaluada o cómo se le puede ayudar. O diagnósticos pura y llanamente mal hechos, que no han detectado todo lo que deberían o han detectado de más. Y ya ni os comento de los que vienen «diagnosticados» de una observación puntual. O como aquel maestro que me mandó a un niño porque «debía tener autismo ya que siempre le rehuía la mirada» y lo que pasaba es que el pobre niño le tenía pavor.

Pero luego está la segunda parte, la parte real, la parte que hace más daño: la etiqueta. Cansada estoy de cómo una etiqueta se utiliza del peor modo posible «con lo que tiene, no va a dar más de sí», y sirve de excusa para no trabajar, para no esforzarse, para no adaptarse a las necesidades, a la diversidad. O para pensar que ya lo sabemos todo de esa persona «es que tiene TDAH (/TEA/dislexia/DEA/TOC/Down…), así que…» como si con esa etiqueta ya tuviésemos suficiente información sobre la persona. O uno de los que más me revienta: «no hace falta que me cuentes, que ya tuve a otro de estos el año pasado».

Me resulta muy duro que una etiqueta anule a la persona.

Se nos llena la boca de palabras como DIVERSIDAD, INDIVIDUALIDAD, INCLUSIÓN… pero a la hora de la verdad, no estamos haciendo las cosas bien.

Las etiquetas no nos dan una imagen real de la persona. De qué áreas debemos reforzar más y cómo. De qué áreas nos pueden ayudar a ello, o servir como motivadores, porque son las que mejor se les dan. De cómo debo adaptarme según el modo de aprendizaje de cada persona, y qué metodologías o instrumentos van a ser más útiles.

Cada vez vemos más diversidad, y eso no significa más que debemos trabajar para ajustarnos a las necesidades, a nuevos modos de apoyar el desarrollo de las niñas y los niños.

A todas las personas que trabajáis con peques en particular, que se llevan la peor parte en una etapa fundamental para su desarrollo, os ruego que no os quedéis en la etiqueta, que sigáis exigiendo información y apoyos. Que no dejéis que las etiquetas no os hagan ver a las personas.

Y sí, reconozco que hay ,muchas personas que se desviven por hacer las cosas bien, pero si fuesen la mayoría, no tendría que estar escribiendo esto.

«Si un lugar no permite el acceso a todas las personas, ese lugar es deficiente«, Thais Frota.

Leer más

Formación en Proyecto Origami

¡Comenzamos a recuperar espacios y actividades!

La formación, tanto a familias como a profesionales es parte fundamental, y que ha quedado muy relegada en el último año. Vamos a comenzar con la formación a familias.

Para adaptarnos más aún a las necesidades que cada persona tenga, os invito a cumplimentar el siguiente cuestionario:

https://forms.gle/2vSEqB7F3tSMMvis8

Os dejamos además una idea de lo que viene. Espero que os guste.

Leer más

La vuelta al cole. Back to school.

(Scroll down for the English version).

A una semana de la vuelta al cole no hacemos más que hablar de cómo va a ser, la falta de recursos, la falta de información, la necesidad de que l@s peques vuelvan a estar con iguales, la necesidad de l@s adult@s de volver a trabajar en las condiciones que conocemos como «normales», lo que va a costar, y un sinfín de temas entre los que echo en falta cómo lo están percibiendo l@s peques.

Cada vez más me llegan preocupaciones sobre cambios de conducta, dificultades para dormir, rechazo ante actividades que antes les gustaban…

Debemos ser más conscientes de cómo están viviendo estos días antes de volver a una rutina que desapareció mucho antes de lo normal, y tras una temporada con mucha ansiedad y estrés, con muchos cambios en nuestra vida diaria. Solemos contarles cómo va a ser la vuelta al cole desde frases aprendidas como «te lo vas a pasar muy bien», «vas a poder jugar con tus amig@s», y las nuevas frases tipo «vas a tener que llevar mascarilla», «acuérdate de usar el gel» y similares.

Es prioritario que les demos toda la información que podamos. Saber cómo va a ser es importante. Pero también es importante que les expliquemos que todo esto es nuevo y no lo sabemos todo. Y lo más importante es preguntarles qué piensan al respecto y que trabajemos con esos pensamientos y las emociones que desencadenan. Las claves son:

  • Aceptar: que nos puedan decir tanto que están deseando volver como que no. No buscamos darles razones para cambiar lo que sienten, sino que sientan que nos lo pueden contar.
  • No solucionar: Nada de «va a ir bien» o «eso no va a pasar» ante una situación que nos presenten. No lo sabemos y lo que necesitamos es prepararles. Les ayudamos a buscar estrategias. Y con las dificultades a las que no podamos encontrar solución…
  • … compartimos estrategias: les enseñamos cómo afrontar momentos difíciles, cómo confiar en los que tenemos a nuestro alrededor y cómo buscar ayuda y enfrentarse a esos momentos.

La educación emocional, si siempre es importante, ahora se hace fundamental. Y no podemos dejar que nuestras propias preocupaciones nos impidan ver las de nuestr@s peques.

«Educar la mente sin educar el corazón no es educar en absoluto.» Aristóteles.

In English

A week before going back to school, we do nothing but talking about how is it going to be, the lack of resources, the lack of information, the children´s need to be with their peers, the adult´s need to go back to work in what is known as «normal» conditions, how difficult is it going to be, and an endless amount of subjects, everything except how the children themselves are perceiving all of this.

I´m receiving a lot of worries from parents about behaviour changes, sleeping difficulties, withdrawal…

We need to be more aware of how children are experiencing the days before going back to a routine that was taken from them way before it was time and after an stressful and anxious time, with many changes in our daily lives. We usually tell them how going back to school is going to be from the usual phrases «you´re going to have so much fun», «you´ll be able to play with your friends», and the new ones «You´ll have to wear a mask», «don´t forget to use the hand gel» and the likes.

It is a priority that we give them all the information we can. To know how things are going to be is very important. But it´s also important to explain that all of this is new to us as well and we do not have all the answers. And the most important thing is to ask them what they think about it and to work with those thoughts and the feelings they create. The key points are:

  • Acceptance: they need to be able to let us know they´re looking forward to go back to school, but also that they don´t want to. We do not try to find reasons to change how they feel, but to show them they can tell us.
  • Do not try to solve: We must avoid sentences such us «it´s going to be ok», or «that won´t happen» when they share any worry they might have. We do not know and we need to prepare them for it. We help them develop strategies. And, about the situations we cannot find a solution…
  • … we share strategies: we show them how to confront difficulties, how to trust others, and how to ask for help and confront those kind of moments.

Emotional education, although always important, right now is imperative. And we cannot allow our own worries to stop us from see those of our children.

«Educating the mind without educating the heart is no education at all» Aristotle.

Leer más

Terapia de conversión

Esta semana, en una de las sesiones, una niña me preguntó qué significaba «gay». Tras mi explicación, me preguntó: «Y si me gusta una chica, ¿Cómo haces para que deje de gustarte?». Yo le respondí que no había por qué hacer nada, que a veces nos gusta alguien y ya está. Entonces me dijo: «Una profesora nos dijo que, si nos gusta una chica, tenemos que decírselo a nuestros padres para que nos lleven a unas clases donde te ayudan a que deje de gustarte».

¡Aquí es donde la comunicación no verbal es taaaaannnn importante! Con toda la fuerza posible, recobras el auto-control que el enfado te está creando por dentro y, con toda la calma del mundo, explicas que eso no es necesario, que te puede gustar todo tipo de personas y eso no lo cambia ningún tipo de clases.

¿Y por qué hay que controlar el enfado? Porque es fundamental que se queden con el mensaje, no con la emoción que estamos sintiendo en ese momento. Porque así aprenden que se puede preguntar sobre todas las dudas que tengan, sean del tipo que sean.

Volvamos al tema. Este año, hemos vivido muchos tipos de discriminación. Hemos visto como las personas mayores no eran tratadas del mismo modo que los jóvenes durante la crisis del Covid-19. Lo mismo ha ocurrido con personas con diversidad funcional. Hemos visto como personas negras y de color siguen siendo no solo discriminadas, pero directamente asesinadas delante de nuestros ojos. Hemos visto como seguimos contando muertes de mujeres y niñ@s por culpa de la violencia machista. Hemos visto como se sigue discriminando a gente por su orientación sexual o identidad de género. Hemos visto como siguen muriendo personas en conflictos bélicos por culpa de los grandes dictadores: religión, poder y economía. Y seguimos viendo todo esto día a día.

Nuestr@s hij@s están expuestos a todo esto, y necesitamos habar de ello. Necesitamos que estén informad@s de verdad. Que sean capaces de sacar sus propias conclusiones. Que sean capaces de desarrollar un pensamiento crítico que les haga plantearse qué parte es verdad en lo que oyen. Qué son hechos y qué son ideologías, creencias y/o mentiras.

Tras la conversación con esa niña, ya camino a casa, escuché en las noticias algo sobre la terapia de conversión, un término que me repugna, que no cabe en mi cabeza ni como persona ni como psicóloga. Y entonces, ese enfado, derivó en un cambio de perspectiva. Eso por lo que siempre abogo, la EDUCACIÓN de verdad, con mayúsculas, de eso se debería tratar la mal llamada «terapia de conversión». Pero esta vez enfocada al colectivo que le toca, a todas las personas que piensan que «lo normal» (de esa palabra podemos hablar otro día), es lo único aceptable.

Nos queda mucho por hacer, nos queda mucho por enseñar y por aprender. Hagámoslo bien.

«Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos» Martin Luther King

Leer más

Retomamos las sesiones presenciales

Se mantendrán las sesiones online en los casos en los que esta modalidad sea necesaria.

Mientras tanto, se han extremado las medidas higiénicas de seguridad en el gabinete.

La entrada se realizará por la puerta que utilizamos para formación, ya que es un pasillo más amplio, y evita la sala de espera (que de momento permanecerá cerrada), así como tener que cruzar varias puertas.

La sala principal se ha adaptado a las nuevas necesidades y se irá ajustando al tipo de sesión a realizar.

Muchas gracias por todo vuestro apoyo y cooperación.

Leer más
× ¿Cómo puedo ayudarte?