Esta semana, en una de las sesiones, una niña me preguntó qué significaba «gay». Tras mi explicación, me preguntó: «Y si me gusta una chica, ¿Cómo haces para que deje de gustarte?». Yo le respondí que no había por qué hacer nada, que a veces nos gusta alguien y ya está. Entonces me dijo: «Una profesora nos dijo que, si nos gusta una chica, tenemos que decírselo a nuestros padres para que nos lleven a unas clases donde te ayudan a que deje de gustarte».
¡Aquí es donde la comunicación no verbal es taaaaannnn importante! Con toda la fuerza posible, recobras el auto-control que el enfado te está creando por dentro y, con toda la calma del mundo, explicas que eso no es necesario, que te puede gustar todo tipo de personas y eso no lo cambia ningún tipo de clases.
¿Y por qué hay que controlar el enfado? Porque es fundamental que se queden con el mensaje, no con la emoción que estamos sintiendo en ese momento. Porque así aprenden que se puede preguntar sobre todas las dudas que tengan, sean del tipo que sean.
Volvamos al tema. Este año, hemos vivido muchos tipos de discriminación. Hemos visto como las personas mayores no eran tratadas del mismo modo que los jóvenes durante la crisis del Covid-19. Lo mismo ha ocurrido con personas con diversidad funcional. Hemos visto como personas negras y de color siguen siendo no solo discriminadas, pero directamente asesinadas delante de nuestros ojos. Hemos visto como seguimos contando muertes de mujeres y niñ@s por culpa de la violencia machista. Hemos visto como se sigue discriminando a gente por su orientación sexual o identidad de género. Hemos visto como siguen muriendo personas en conflictos bélicos por culpa de los grandes dictadores: religión, poder y economía. Y seguimos viendo todo esto día a día.
Nuestr@s hij@s están expuestos a todo esto, y necesitamos habar de ello. Necesitamos que estén informad@s de verdad. Que sean capaces de sacar sus propias conclusiones. Que sean capaces de desarrollar un pensamiento crítico que les haga plantearse qué parte es verdad en lo que oyen. Qué son hechos y qué son ideologías, creencias y/o mentiras.
Tras la conversación con esa niña, ya camino a casa, escuché en las noticias algo sobre la terapia de conversión, un término que me repugna, que no cabe en mi cabeza ni como persona ni como psicóloga. Y entonces, ese enfado, derivó en un cambio de perspectiva. Eso por lo que siempre abogo, la EDUCACIÓN de verdad, con mayúsculas, de eso se debería tratar la mal llamada «terapia de conversión». Pero esta vez enfocada al colectivo que le toca, a todas las personas que piensan que «lo normal» (de esa palabra podemos hablar otro día), es lo único aceptable.
Nos queda mucho por hacer, nos queda mucho por enseñar y por aprender. Hagámoslo bien.
«Hemos aprendido a volar como los pájaros, a nadar como los peces; pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos» Martin Luther King