La autoestima y el autoconcepto son dos términos que se suelen confundir por su proximidad pero que debemos aprender a distinguir para trabajarlos correctamente con nuestros hijos e hijas.
El autoconcepto es una parte muy importante de la autoestima y es donde definimos quienes somos, qué cualidades tenemos, que sabemos hacer y que no, cómo interpretamos lo que sentimos y lo que hacemos nosotros mismos y en comparación con lo que hacen los demás.
Es con el autoconcepto como base que se forma nuestra autoestima, el cómo nos sentimos con nosotros mismos, qué valor o falta del mismo nos otorgamos.
Por supuesto, ambos varían a lo largo de la vida acorde con las experiencias que vivimos y a las que nos enfrentamos, pero si empezamos con una base sólida, es más difícil que nos derrumben lo que hemos construido. Es por ello que debemos fomentar un autoconcepto adecuado en los niños. Algunas pautas que ayudan en este proceso son:
- No comparar con otros sino guiar en el conocimiento de sí mismo, haciendo explícitas las cosas que hace, los esfuerzos que realiza, las habilidades que posee… Para ello es muy importante que sepamos escuchar a nuestros hijos, estar presentes durante esa escucha y participar desde una perspectiva que no juzgue desde una postura patriarcal, sino que discuta los argumentos con el niño, respetando las diferencias de ideas.
- Cuando reforzamos debemos reforzar el proceso en lugar de centrarnos en el resultado: el esfuerzo hecho, las dificultades solventadas, las habilidades demostradas…
- Cuidado con las etiquetas y atribuciones: malo, tonto, eso no se te da bien, … son palabras que merman e influyen en cómo nuestros hijos se ven a través de nosotros.
- Dar responsabilidades, dejar que tomen decisiones (aunque sean equivocadas) y se responsabilicen de las mismas, fomentar el que se sientan orgullosos de sí mismos y no sobre-protegerles. Deben aprender a equivocarse y resolver las consecuencias de sus errores.
- Permitir que expresen sentimientos, todo tipo de emociones: felicidad, ira, orgullo, tristeza… (sí, llorar es totalmente válido), y ayudando a que los gestionen, a que no se queden enganchados en ninguno de ellos, sino que sepan volver a una mayor calma donde además se pueda hablar de lo sentido.
- Quererles. Desde ese amor incondicional donde aprenden que hagan lo que hagan, se les quiere. Esto además facilita el que se sientan seguros a la hora de SER, ya que se sienten aceptados, lo cual ayudará a que se expresen libremente y así a que podamos guiarles cuando lo necesiten.
Cuanto más fuerte sea la base del autoconcepto y por ende de la autoestima, menor será el impacto del entorno. Pero este es un trabajo continuo, y una vez la base está formada, debemos seguir nutriendo a nuestros niños con las herramientas necesarias para seguir fomentando un autoconcepto y autoestima saludables.
“Los padres tienen que llenar el cubo de la autoestima del niño tanto, que el resto del mundo no puedan perforar agujeros suficientes para secarlo” Alvin Price
Resilencia. Estrategias prácticas para su desarrollo. – Con corazón y cabeza
7 enero, 2018[…] que se sientan competentes, es imprescindible para un desarrollo adecuado de su autoconcepto. Autoestima y Autoconcepto. Pautas para su fomento Cada aportación que hagamos en esta dirección, será fundamental en el desarrollo psicológico […]
Criando a nuestros niños con ¿respeto? – Con corazón y cabeza
1 marzo, 2018[…] Leer más en Autoestima y Autoconcepto. Pautas para su fomento […]